domingo, 4 de mayo de 2014

POR LA RAJA DE TU FALDA

Ayer mientras paseaba me encontré con unos ojos que se salían de las órbitas de su dueño. Unos ojos llenos de lascivia que perseguían el cuerpo de una chica que por allí paseaba.Y ella ajena a todo, siguió con su paseo, incosciente de esas mentes que piensan que al llevar esa falda, intentaba provocar esas miradas y comportamientos...

Y me pregunto si esa incosciencia es natural o adquirida. Aprendida como la de la mayoría de mujeres, que asimilan que deben seguir caminando, con paso fuerte y decidido, pese a los comentarios soeces sobre su cuerpo o su ropa... Porque muchas aprenden a usar auriculares con música a todo volumen, a apretar el paso y a poner los ojos en blanco cuando todavía son niñas.

También me pregunto si ese señor tiene alguna hermana o hija, si alguna vez ha tenido que escuchar de sus bocas lo incómodo e inapropiado de los comentarios que un desconocido te grita por la calle como si fuesen un piropo... De la inseguridad que le han creado ese tipo de personas que le hacen replantearse si ponerse su falda favorita...

Espero que sí, para que él como todos los autores de este tipo de conductas sean conscientes de la gravedad de sus actos y así poco a poco conseguir que las niñas salgan a la calle con una sonrisa y no con unos zapatos cómodos que le permitan acelerar el paso y unos auriculares que la abstraigan del mundo.


"Que la falda sea tan corta como quieras, que el problema es del que mira y no encuentra explicación"  Melendi  







Travesura realizada, CaroPuppi

jueves, 1 de mayo de 2014

ZOOCIEDAD

Viajando en el metro uno puede encontrarse de todo y ... a todo tipo de personas. Y que mala pata que yo siempre me encuentro a los más antipáticos, malhumorados y egoístas. Innumerables historias puedo contar de miradas fulminantes, empujones o comentarios desacertados y muy pocas de caras sonrientes, asientos cedidos y palabras amables.

Y todo esto me ha hecho darme cuenta de la zoociedad en la que vivimos. La mayor parte del tiempo, estoy rodeada de animales que son capaces de correr detrás del metro que se le escapa y no del amor de su vida. Animales cuya forma de comunicarse ha pasado de una charla con un café a un whatsapp, que comen contando calorías, que crecen ocultando sus arrugas tras el botox...

Ellos ya han olvidado que uno es feliz cuando hace algo por los demás, que el tiempo entre estación y estación pasa más rápido si charlas con alguien, que las escaleras mecánicas se hicieron para subir en ellas y dejarte llevar y que la verdadera belleza está en una sonrisa.

Y cada día lucho porque la rutina no me convierta en uno más de estos animales cuyo hábitat es el asfalto y el cemento...

Travesura realizada, CaroPuppi


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