jueves, 1 de mayo de 2014

ZOOCIEDAD

Viajando en el metro uno puede encontrarse de todo y ... a todo tipo de personas. Y que mala pata que yo siempre me encuentro a los más antipáticos, malhumorados y egoístas. Innumerables historias puedo contar de miradas fulminantes, empujones o comentarios desacertados y muy pocas de caras sonrientes, asientos cedidos y palabras amables.

Y todo esto me ha hecho darme cuenta de la zoociedad en la que vivimos. La mayor parte del tiempo, estoy rodeada de animales que son capaces de correr detrás del metro que se le escapa y no del amor de su vida. Animales cuya forma de comunicarse ha pasado de una charla con un café a un whatsapp, que comen contando calorías, que crecen ocultando sus arrugas tras el botox...

Ellos ya han olvidado que uno es feliz cuando hace algo por los demás, que el tiempo entre estación y estación pasa más rápido si charlas con alguien, que las escaleras mecánicas se hicieron para subir en ellas y dejarte llevar y que la verdadera belleza está en una sonrisa.

Y cada día lucho porque la rutina no me convierta en uno más de estos animales cuyo hábitat es el asfalto y el cemento...

Travesura realizada, CaroPuppi


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