Como ya sabrán, viví en Madrid durante dos años. En este tiempo, pude disfrutar de las cosas buenas que tiene esta ciudad, pero también echaba mucho de menos mi isla, Gran Canaria. Y ahora que he regresado a mi casa y a mis costumbres echo de menos la capital (¡Quién lo hubiera dicho! con todo lo que me quejaba). Sí, ya sé lo que estás pensando, que no parezco estar contenta nunca, pero es que ambos lugares tienen cosas que me gustan y no puedo evitar echar en falta cuando estoy lejos:
#1 El buen clima. Parece algo obvio, pero los canarios estamos tan acostumbrados a nuestros cielos despejados, nuestro clima casi-tropical que ya no lo apreciamos. Me empecé a dar cuenta de lo importante que era para mí cuando tras días y días de cielo encapotado y lluvias, mi humor era de perros. Soy igualita que una planta, o hago un poco la fotosíntesis o me marchito.
#2 El mar. ¿Y cómo no?, otra obviedad. Pero parecía ahogarme (irónicamente) cada vez que abría una ventana y al fondo solo veía una extensión de tierra y no el mar al que estoy acostumbrada. Y eso que a mí no me gusta la playa, pero el olor a mar o el sonido de las olas son necesarios para la supervivencia de un canario.
#3 Mi familia y amigos. Empecé en una ciudad nueva, en una casa nueva, clases en una escuela de ballet nueva y con compañeros nuevos. A veces echaba en falta una mano amiga a la que agarrarme y seguir adelante cuando las cosas se ponían un poco cuesta arriba.
#4 Mi rutina. Cuando vives durante 18 años en la misma casa y la misma ciudad, estás acostumbrado a ir a los mismos sitios (tienes tu super favorito, tu centro comercial favorito, tu médico...), sabes dónde está todo y cómo llegar... A veces, cuando tuve que ir al médico, al fisioterapeuta o cualquier lugar desconocido, deseé estar en mi ciudad, sin perderme, conociendo el camino y sin dar mil rodeos para llegar al lugar indicado.
#5 La tranquilidad y amabilidad de los canarios. En Madrid la escaleras mecánicas tienen dos carriles, uno para dejarte llevar y otro para correr, en Canarias esa "norma" no existe. La gente tiene menos prisas y más buen humor. A veces, echas de menos unas palabras simpáticas y una sonrisa en una ciudad tan grande y solitaria como la capital.
#2 Independencia. Mamá, si estás leyendo esto, no te ofendas. Me gusta estar en casa y que cuides de mi, pero a veces echo en falta la independencia de vivir sola. La capital fue mi primer contacto con la vida adulta, hacer mi propia compra, mis comidas, mis tareas...todo un reto, pero me gustaba.
#3 Amigos. Ya he explicado que llegué sin conocer a nadie en la ciudad, pero cuando me fui dos años después me llevé a muchos amigos conmigo. Personas que me hicieron mi estancia mucho más tranquila y feliz. Sin ellos no habría sido lo mismo y son el principal motivo por el que quiero volver.
#4 Transporte. Lo pienso y me emociono. Esas esperas de 3 min en el metro, que se me hacían eternas por las mañanas (¡qué rápido se acostumbra una a lo bueno!), los trenes que te llevaban de Narnia a Mordor, pasando por Hogwarts y las guaguas que conectaban toda la ciudad. Y además a precio asequible, ojalá Gran Canaria te copiara un poquito.
Hace tiempo que asumí que tengo mi corazoncito dividido en dos y la única solución es viajar a menudo y disfrutar en cada momento de lo que tengo.
Travesura realizada, CaroPuppi
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