miércoles, 13 de mayo de 2015

SECRETOS DEL BALLET: LAS PUNTAS

Como muchos sabrán el ballet es mi pasión. Se podría decir que llevo toda la vida bailando, dentro o fuera del estudio. Tantas horas de clase y ensayo implican que de vez en cuando (más a menudo de lo que me gustaría) hay que desembolsar una pequeña fortuna para comprar unas zapatillas de punta nuevas, y como si eso fuera poco, después del disgusto de ver mi cuenta corriente en números rojos, toca prepararlas para darles caña, es decir, pasar un par de horitas cosiendo para dejarlas a punto.

Más de alguno se estará preguntando (después de leer el principio del post) qué son las zapatillas de punta. Pues bien, como su nombre implica, son unas zapatillas usadas principalmente por las bailarinas, aunque también hay hombres que se atreven con ellas, que se usan para bailar sobre la punta de los dedos. La culpable de los dolores, heridas y ampollas que ocasionan las puntas (porque sí, para los que se lo pregunten, duele) es Maria Taglioni, que fue pionera en usarlas.

Tranquilos, estos no son mis pies. Aunque han pasado por épocas parecidas
Como pasa con los zapatos normales, hay muchísimas marcas alrededor del mundo que fabrican puntas (Sansha, Gryshko, Gaynor Minden, Cappezio, Freed, etc), cada pie es distinto, por tanto hay mucha variedad de modelos entre los que escoger. La bailarina debe probar y elegir la que más cómoda le resulte, más le dure (porque estas zapatillas se rompen por el uso y pueden causar lesiones si no se reemplazan) y mejor le queden estéticamente... como si fuera fácil con toda la variedad que hay. 

Así que yo, tras muchos años de pruebas, de zapatillas que solo me duraban un par de semanas o incluso solo una clase, he dado con mi modelo (Wiiiiiii!) es con el que más cómoda me encuentro y que más tiempo me dura. Se tratan de unas puntas de la marca Bloch, modelo Serenade Strong. Y aunque la talla y ancho han variado mucho según el tiempo y la hinchazón de mis pies suele ser la 4C. 

Mis puntas nuevas, recién sacadas de su bolsa
Como ya les adelantaba antes, ahí no queda todo, las zapatillas necesitan una preparación antes de empezar a usarlas, para mí eso implica un par de horas, porque para qué negarlo, soy bastante torpe con el hilo y la aguja. Lo mínimo que debemos hacer es colocar un elástico y unas cintas para que la zapatilla este bien sujeta al tobillo. Después cada bailarina puede hacer también cualquier arreglo o adaptación para sus necesidades.

Los materiales que uso para poner a punto mis puntas
 Yo suelo empezar colocando las cintas y después coloco los elásticos para que me sujeten el pie sin estrangulármelo. Las medidas de las cintas y los elásticos las tomo sobre el pie para que tengan el tamaño correcto y en el caso de las cintas le quemo el borde para evitar que se deshilachen. Además, yo suelo aumentar la base de las zapatillas, donde coloco todo el peso, cortando el satén y haciendo un cosido alrededor. Intento coserlo todo con hilo de color rosa o salmón que sea lo más discreto posible.

Y este es el resultado final, así quedan mis puntas nuevas tras haber pasado por mis manos. Ahora solo falta el último paso, ponérmelas y que poco a poco se amolden a mi pie y sean como una segunda piel.


Espero que les haya gustado este post y que lo hayan encontrado interesante a pesar de haber  sido bastante diferente a lo que suelo escribir. Si tienen alguna duda, pueden dejarla en los comentarios. Nos leemos pronto


Travesura realizada, CaroPuppi

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